Es impresionante la experiencia de descubrir de pronto en el corazón, una fuerte inquietud por hacer propia la causa de Cristo y por servir a los demás hasta sus últimas consecuencias, como una luz que brilla y expande los deseos de vivir, ofreciéndole un rumbo a nuestra existencia y llenándonos de alegría y al mismo tiempo de una inexplicable sensación de riesgo.

Esto, como dice el p. Félix es la VOCACIÓN… una luz que nos hace intuir que hay algo más para nuestra vida, algo que vale la pena y que llena de sentido lo que somos y lo que hacemos. Hay que saber descubrirla, leerla, interpretarla, buscando en nuestra propia historia los pasos y el recorrido de Dios, por lo tanto, su voz que llama.

Para esto hay que emprender un camino de búsqueda, un proceso en el que es clave el encuentro más cercano con Jesús y el servicio.

Las Hijas del Espíritu Santo ofrecemos herramientas y espacios para ayudar a las jóvenes a percibir en su interior esa luz a través del acompañamiento, la experiencia de servicio a los más necesitados, el diálogo con otras jóvenes que comparten las mismas inquietudes y el conocimiento cercano de nuestra familia religiosa para descubrir la sintonía entre los deseos de Dios y sus deseos.

Ofrecemos a las jóvenes con inquietud vocacional, un camino que les ayude a escuchar su corazón y discernir sus deseos; a enraizar su fe y su vida en Jesús Sacerdote y Víctima, y decidirse por aquello que descubra como proyecto de Dios para su vida.

Tienes inquietud por iniciar este camino de discernimiento vocacional, te ofrecemos espacios de reflexión, oración y convivencia que te ayudarán al propio conocimiento personal para descubrir la voluntad de Dios para tu vida.

Retiros Vocacionales

Son un espacio que impulsa el proceso de formación humana, cristiana, vocacional a través de la convivencia, la reflexión, la oración, el compartir grupal y el contacto con nosotras Hijas del Espíritu Santo, a fin de propiciar el encuentro vivo con Jesús, que les permita ir haciendo un camino de conocimiento y descubrimiento de su propia vocación.

Son un espacio que impulsa el proceso de formación humana, cristiana, vocacional a través de la convivencia, la reflexión, la oración, el compartir grupal y el contacto con nosotras Hijas del Espíritu Santo, a fin de propiciar el encuentro vivo con Jesús, que les permita ir haciendo un camino de conocimiento y descubrimiento de su propia vocación.

Jornadas Vocacionales

Es un encuentro vocacional que te ayude a reflexionar sobre el sentido de la vida, favorece tu encuentro con Jesús a través de la oración, y despertar el interés y deseo por conocer tu propia vocación.

Acompañamiento SER-HES

Es una experiencia para las jóvenes que ya llevan un acompañamiento vocacional con una hermana Hija del Espíritu Santo, es un espacio de encuentro y diálogo con Dios Trinidad, con la realidad y con la propia historia, que les ayude en su proceso de discernimiento para hacer una opción de vida. Se lleva a cabo a través de tres encuentros que permitan la entrevista personal, la oración y la experiencia de comunidad.

Jornada de discernimiento

Esta Jornada es un espacio de discernimiento puntual para aquellas jóvenes que sienten una llamada fuerte del Señor a seguirlo como Hijas del Espíritu Santo. Durante la jornada se dan espacios fuertes de silencio, de encuentro con ella misma, con Jesús y con el carisma de las Hijas del Espíritu Santo.
con esta experiencia concluye el proceso de acompañamiento vocacional de la joven.

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¡Estamos muy contentas de acompañar tu búsqueda vocacional! Llena este formulario y nos pondremos en contacto contigo.

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La identidad de la Hija del Espíritu Santo se va construyendo a través de un proceso gradual en las etapas de formación en las distintas dimensiones: humano – cristiana, comunitaria, espiritual, y de misión. Con la finalidad de dejarnos transformar por el Espíritu en Jesús Sacerdote y Víctima, haciendo nuestras sus actitudes de compasión y solidaridad, asumiendo su pasión por el Padre y por la humanidad, especialmente por los más pobres.

Etapas de formación

Postulantado

Tiempo de clarificar

Noviciado

Tiempo de enamorarse

Juniorado

Tiempo de identificación y consolidación

Formación Permanente

Tiempo de permanecer

Postulantado

Tiempo de clarificar

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Noviciado

Tiempo de enamorarse

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Juniorado

Tiempo de identificación y consolidación

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Formación Permanente

Tiempo de permanecer

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El postulantado es un espacio de clarificación vocacional. En nuestra Congregación dura de uno a dos años, según la realidad de cada persona.

En esta etapa, la joven continúa su proceso de discernimiento vocacional, profundiza en el propio conocimiento y se inicia en el camino de la interioridad. Aprende a salir de sí misma y a relacionarse con Dios como Padre, con los demás y con toda la creación. Se acerca a la persona y obra de nuestros fundadores, el P. Félix de Jesús Rougier y Ana María Gómez Campos. En este proceso la lleva a descubrir su vida como Historia de Salvación.

 

El Postulantado se vive en comunidad con otras jóvenes que comparten las mismas inquietudes. Hay que ponerse en camino, dejar casa, familia, estudios para dedicarse de lleno a buscar el rumbo que se le quiere dar a la vida.

En el acompañamiento cercano de su formadora y de la comunidad, va reconociendo y purificando sus motivaciones vocacionales para confirmar su llamado y solicitar el ingreso al Noviciado.

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En el noviciado, es una etapa de dos años donde la joven continúa su camino de maduración humano-cristiana, profundiza en el conocimiento de Jesús Sacerdote y Víctima, se inicia en el conocimiento y vivencia de la consagración religiosa y del carisma de las Hijas del Espíritu Santo.

En el noviciado se aprende a vivir desde dentro. La escuela es Jesús, su Evangelio. Por eso es necesario “retirarse al desierto” de la oración, de la intimidad con Jesucristo, de la intimidad con el propio corazón para escuchar más claramente la elección de Dios.

Esta etapa se vive en comunidad, en la que las novicias conviven con otras hermanas que acompañan su formación y discernimiento.

La etapa del noviciado termina con la decisión libre de la novicia de seguir a Jesús radicalmente según el carisma de las Hijas del Espíritu Santo, ésta decisión se expresa públicamente con la profesión de los votos de castidad, pobreza y obediencia.

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En esta etapa se continúa y se consolida el proceso de formación inicial. Durante el juniorado la juniora aprende a ser para el mundo y la sociedad de hoy un signo claro de los valores del Reino. La formación en esta etapa se da en la vida misma, en la experiencia cotidiana de pertenecer a una de nuestras comunidades de vida apostólica y compartir con las hermanas nuestra vida y misión en colegios, seminarios, en el trabajo con los niños, la pastoral con jóvenes, con familias, el trabajo en equipo, etc.

Esta formación se complementa con estudios académicos o pastorales que nos capacitan para un mejor servicio a nuestras comunidades eclesiales.

Durante esta etapa, la consagración religiosa se va renovando cada año puede ser de 5 a 9 años, como lo señala la Iglesia, y de acuerdo al proceso de cada una de las formandas. Para desarrollar la identidad como Hijas del Espíritu Santo y crecer en sentido de pertenencia a Dios y al Instituto de manera que se fortalezca la decisión de entregar la vida entera a Jesús Sacerdote y Víctima y a su causa, cultivando vocaciones.

El juniorado termina con un periodo intenso de preparación, llamado segundo noviciado, para hacer la profesión perpetua en la que nos comprometemos públicamente a ser para Dios y para los demás PARA SIEMPRE.

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La formación permanente es responsabilidad de cada hermana, es una tarea que dura toda la vida. Se continua el proceso de crecimiento humano y espiritual, en cada una de las etapas de la vida, haciendo camino de madurez y santidad para mantener la fidelidad y frescura en la consagración.

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